De las inconveniencias de nacer más de una vez
El día y la hora que convenimos una semana atrás llegó. No fue nuestro primer encuentro ya que nos habíamos visto en otros contextos sobre todo del tipo académico, sin embargo, esta vez nuestro objetivo fue hacer terapia. Mi experiencia de ella hasta ese momento era de una mujer callada porque en las clases suele no decir mucho. Por ello me tenía sumamente intrigado la idea de encontrarnos por espacio de 50 minutos nosotros dos solos. Finalmente comenzamos a dialogar y la imagen que hasta ese rato tenía de ella se transformó en preguntas: ¿Por qué suele no decir nada en clase? ¿Por qué elige no compartir sus reflexiones con nosotros? ¿Qué hacemos como grupo para que elija no dejarnos ver lo interesante de sus formas de pensar? También me percaté que me estaba llevando en su mismo dialogar, que no solo atiende a las palabras sino a su total presencia, tonalidad de voz y de más, a reflexiones propias como las que pretendo compartirte. Y es ...